Asociación
  Ayuntamiento
  Dejar tu Firma
  Fiestas
  Geografía
  Historia
  Noticias
  Qué hacer
  Rally
  Revistas
  Ver Libro de Firmas
  Alojamiento rural
 
     
 

Íbamos a la peña El Mirón y...



por Pedro José García Córdoda

Todo se nos ocurrió la noche del 25 de julio, día de Santiago Apóstol. Estábamos los protagonistas de la hazaña, Miriam, Erica, Eva, Nuria, Lule, Jonathan, Pablo y Pedro José, sentados en la calle, bajo la luz de una farola. Uno de nosotros comentó que sería bonito realizar una marcha por el monte y propuso que la hiciéramos el día siguiente por la mañana. Nos miramos unos a otros con cara de cuestión. Dijimos que sí y decidimos partir de la "Puerta Verde" a las ocho de la mañana.

Al día siguiente, no sin mucho esfuerzo, nos levantamos a las siete y media para prepararnos los bocadillos, si no los habíamos preparado la noche anterior, y cualquier otra cosa que se pudiera comer. A las ocho estábamos todos en la "Puerta Verde". Partimos con muchas ganas de llegar a la "Peña El Mirón", meta que nos habíamos puesto, tomando como guía a Jonathan, que había realizado el camino en moto el día anterior. Llegamos a la balsa y tomamos el desvío hacia Valmayor. Una vez allí, proseguimos el camino monte arriba.

Ya colmada la primera cima decidimos que en vez de ir a la "Peña El Mirón" antes iríamos a la fuente "El Palancar". Nos costó su trabajo encontrarla, pero al final, entre Nuria, que había estado dos años atrás, Pablo y Jonhy, la encontramos. Eran tan solo las diez y media y nos supo a poco el trazado que habíamos realizado. Con opinión mayoritaria continuamos la marcha, subiendo por el cortafuegos hasta llegar al furgón de los vascos. Allí hicimos un pequeño descanso y tomamos un poco de agua.

Recuperados ya del sofocón de subir aquel enorme cortafuegos, nos dirigimos a la caseta de Icona. Hacía un calor sofocante y la gente ya pedía que hiciéramos una parada para tomar el almuerzo. Desde la caseta pudimos ver con los prismáticos de Lule y Nuria los pueblos de Fuentes de Magaña, Valdegeña, Fuentestrún, Castilruiz y algún otro pueblo más que me dejo por ahí. Fue allí, en la caseta de Icona, donde Pablo tuvo una "brillante" idea, ir a la fuente "El Collao", perteneciente al término de El Villar. En un principio lo tomamos como un buen lugar para tomarnos nuestros bocadillos, pero a medida que avanzábamos y no veíamos la fuente, alguno empezó a quejarse, sobre todo a Pablo. Pasando monte a través, llegamos al vértice geodésico de la sierra de Trébago. Allí hicimos un pequeño descanso.

Reanudamos la caminata y al final, y no sin muchos esfuerzos, alcanzamos la dichosa fuente. Una vez allí, serían las doce de la mañana, nos pusimos bajo un árbol, sacamos nuestros "deseados" bocadillos y alguna que otra fruta, y comimos con gran ímpetu. Después del almuerzo nos divertimos cogiendo renacuajos en un pilón que había allí, recordando viejos tiempos en los que la balsa todavía tenía agua.

Cuando ya estábamos descansados, a eso de la una del mediodía, nos dispusimos a volver a Trébago. Los intentos de caídas y resbalones se repetían una y otra vez por parte de casi todos. A las dos en punto llegamos al pueblo, teniéndonos nuestras familias la mesa preparada para comer y luego descansar.

Las ampollas en los pies de algunos de los excursionistas fue el resultado de aquella gran marcha que iba "tan sólo" a la peña de "El Mirón", a la que nunca llegaron.


[Anterior] [Sumario] [Siguiente]