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Historia de un viaje inolvidable.
Recuerdos de una mexicana



por Chabela García Córdoba de Gil

Cuántas gracias tengo que darle a Dios por haber podido realizar este viaje inolvidable en todos los sentidos. Habíamos organizado nosotros y nuestros hijos este viaje para poder estar con nuestra hija Pily, que se casaba con Jorge en Zaragoza. Poco a poco se fueron arreglando las cosas, y así fueron pasando los meses, los días y la boda sería el 25 de abril, así que empezamos nuestro viaje unos en marzo y otros en abril.

Nos reunimos todos en Madrid, pues Dios nos hizo la inmensa gracia de que pudieran ir con nosotros nuestros ocho nietos. Empezamos el viaje, visitando Madrid en todo lo que se podía para que los niños disfrutaran las cosas. Ahí estuvimos hasta el miércoles, y el Jueves Santo en la mañana salimos en autobús todos juntos, también Pily y Jorge, que se nos habían unido en Madrid.

Seguimos nuestro viaje para encontrarnos con nuestras raíces en nuestra querida Soria. Llegamos sobre la una de la tarde y ahí fueron las primeras emociones, pues nuestros nietos empezaron a conocer a sus tíos, los hermanos de mi marido y a sus primos. Fueron en verdad emociones irrepetibles, pues esas muestras de cariño y de felicidad son inolvidables. Comimos en Soria y después de instalarnos en el hotel tomamos el autobús rumbo a nuestros queridos pueblos.

Estaba el paisaje hermoso, todo verde, en verdad una cosa digna de verse. Llegamos a Matalebreras, tomamos un café y enseguida tomamos la carretera que nos daba a la distancia la vista de Castilruiz, el pueblo de mi marido, llegamos, nos bajamos y empezamos a recorrer el pueblo, llenos de emoción, de recuerdos y de cariño. Lo primero que vimos fue la casa de los abuelos Cirilo y Amada, esa casa que los niños vieron con gran emoción ya que supieron que ahí nació su abuelo Florencio.

¡Cuántos recuerdos vinieron a nuestras mentes! Recuerdos llenos de nostalgia y emoción, salimos y fuimos a recorrer el pueblo, saludamos a mucha gente y antes de que comenzaran los oficios de Jueves Santo fuimos al bar, pues eran las vacaciones de Semana Santa y saludamos a muchas personas, nos emocionamos al ver a la gente que ya conocían a nuestros hijos y que ahora conocerían a nuestros nietos. ¡Cuántos recuerdos de temporadas inolvidables vividas en Castilruiz!, por fin nos fuimos a la Iglesia, escuchamos los oficios de Jueves Santo y a la salida volvimos a charlar y a recordar muchas cosas con la gente que estaba afuera.

Al terminar volvimos a subir al autobús y seguimos carretera adelante, y al llegar a Fuentestrún nos paramos para enseñarles a los nietos el pueblo donde nació su bisabuela Agustina.

Terminamos y subimos al autobús para empezar a disfrutar de esa hermosa silueta que ofrece Trébago y su preciosa iglesia desde la carretera. Al fin subimos la cuesta y estabamos en Trébago, entramos por la calle Bajera y paramos en la casa de la prima Rosario, las antiguas escuelas y el bar.

Nos bajamos y en verdad era tanta mi emoción al darme cuenta de que estaba en mi querido Trébago con mi marido, mis siete hijos con sus esposas y mis ocho nietos, la verdad no sabía por donde comenzar a enseñarles a mis nietos el pueblo y empecé por la casa de la prima Rosario, desgraciadamente Filo ya no estaba, pero sí estaba mi tía Rosario, la única hermana que queda de mi padre y aunque ya tiene noventa y dos años está como siempre, alegre, simpática y guapa, nos llevó ella a ver la casa junto con Rosario, mi prima, ahí les dije a mis nietos que ésa era la casa donde había nacido el bisabuelo Manuel, realmente fue un momento de grandes recuerdos y muchas emociones, después de verla, salimos para entrar en las antiguas escuelas, donde también había aprendido el bisabuelo Manuel a leer y escribir, después fuimos al bar, ¡cuánta gente vi que hacía muchos años que no veía, cuántas vivencias empezamos a recordar!, pues justamente casi a la edad de mis nietos mayores yo había ido por primera vez a Trébago con mis padres y hermano.

Cuántas emociones, cuánta gente ya no está ... Ahí tomamos un refresco y salimos de ahí para ver mi querida fuente, y ahí rodeados de mis nietos les dije: miren, la fuente con esta leyenda ya traspasó fronteras, ya que en nuestra casa hemos hecho una fuente que tiene esa leyenda, ¡¡¡cuánto disfrutamos ese momento!!!, abrimos la llave y tomamos agua, yo tenía una ilusión especial de que mis nietos conocieran la fuente.


Mª Carmen Bermejo, Amparo Córdoba
y Rosario Córdoba en la Fuente
De ahí subimos hasta la casa de Félix y Amparo, una casa llena de cariño y grandes recuerdos, ahí mis nietos supieron que esa casa había sido siempre mi posada en todos los viajes que había hecho a Trébago, tanto de soltera como de casada. Entramos, vimos la casa y nos fuimos a la bodega, ¡¡¡cuánto hemos disfrutado esa bodega y cuántos recuerdos se agolpan en mi mente!!!.

Después fuimos a la Iglesia para que la conocieran y vieran a la Virgen del Río Manzano, cuántas gracias le di a la Virgen por habernos permitido realizar este viaje, que supieran que a esa Virgen le había bailado su bisabuelo Manuel durante las fiestas del pueblo, ahí nos encontramos a Isabel, mi prima, que estaba arreglando el altar para el Viernes Santo.

Salimos y nos fuimos al camposanto para rezarle a todos nuestros difuntos. Salimos y bajamos a la placeta para ir a ver a la tía Goya, a Isabel y Ángel y la verdad nos dio mucho gusto verlos, platicamos y comentamos que sentíamos mucho el que Alejandro y Lorena no pudieran acompañarnos en la boda, nos despedimos, subimos al autobús y regresamos a Soria, después de haber vivido momentos inolvidables.

Al día siguiente volvimos a los pueblos y ahí estuvimos los nietos y nosotros jugando y saludando a la gente que estaba en el bar. Después de disfrutar de esos queridos pueblos y de recordar tantas anécdotas vividas en ellos llegaba la hora de marcharnos, pero antes fuimos a ver la ermita de Castilruiz para ver a la Virgen de los Ulagares y darle gracias por el viaje. Después fuimos a la de Trébago y desde ahí, en esa explanada de la ermita desde donde se contemplan los tres pueblos, Trébago, Fuentestrún y Castilruiz, enseñarles a nuestros nietos en dónde nacieron nuestras raíces de las que estamos muy orgullosos.


Ya en el autobús todos juntos nos fuimos a Zaragoza, pues la boda de Pily y Jorge era el viernes de la siguiente semana. La boda fue también para todos un día lleno de emociones y alegrías, ya que pudimos estar todos juntos, padres, hijos y nietos y además nos acompañaba Lupita, la nana de nuestros hijos de toda la vida, que estaba feliz de estar en la boda de su niña. Fue un día inolvidable, pues nos acompañó toda la familia, lo mismo la de Florencio que la mía y eso nos hizo muy felices pues aunque ya nos faltan muchos los que pudieron estar, lo disfrutaron en grande, pues además la boda realmente estuvo muy bonita. Además nos acompañaron varios amigos muy queridos de Torreón, México, Puebla y Madrid, que nos dieron una alegría y felicidad y a Pily y a Jorge los hicieron muy felices.

Después de la boda, algunos de nuestros hijos regresaron ya a México, Florencio y yo permanecimos con otros en España, fuimos a Santander y a Asturias y regresamos a Zaragoza. Volvimos a los pueblos, los disfrutamos, y ya después nos despedimos de toda la familia y hasta que Dios quiera, pues teníamos ya que regresar a México, pero con el corazón lleno de alegría y felicidad y dándole muchas gracias a la Virgen por este viaje tan inolvidable.

Quiero muy especialmente felicitar a toda la mesa directiva de la revista Amigos de Trébago, no sólo por esa querida revista, donde revivimos siempre recuerdos muy bonitos, además por la página web pues cuando abro la computadora y busco la página de mi Trébago ahí sabemos todo lo que pasa en nuestro pueblo y sentimos que no estamos tan lejos, que estamos ahí y disfrutando del pueblo y de su gente.

Como se acercan ya las Navidades de este año 2003 quiero desearles a todos los de la revista, a mi familia, y a los vecinos de Trébago una Navidad y Año Nuevo llenos de salud, dicha y amor y que el Divino Niño nos conceda la gracia de que un día no muy lejano podamos volver a reunirnos en nuestro querido Trébago.

Hasta siempre y un abrazo muy fuerte para todos,

Chabela.


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Nota de la Redacción:
Agradecemos a Chabela su felicitación y le deseamos, tanto a ella, como a toda su familia, y en especial a Pily y Jorge, nuestra más cordial enhorabuena por la boda de éstos últimos.


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