por Berta Lázaro Martínez
Continuamos en este artículo dando a conocer a los lectores de "La Voz de Trébago" las inscripciones realizadas en piedra por José Lázaro Carrascosa (Pepe) con los topónimos de Trébago. Al igual que en el primer artículo de la serie, transcribimos fielmente las anotaciones de su diario con las reseñas correspondientes, detalles sobre su trabajo y otras informaciones de interés.
Inscripción Nº 1: Matamuñarro, 17 de junio de 1992
Esta inscripción la hice hoy, 17 de junio de 1992, en una roca arenisca que aflora en el camino de la Matamuñarro, a la altura de la cerrada que hay antes de llegar al alto; las dos pequeñas cruces que hay dibujadas las encontré hechas, la de arriba tiene debajo la letra jota y ambas tienen unas dimensiones de 15 cm de largas por unos ocho de anchura. Esta grabación pretende ser la primera de una serie de cien que pienso realizar y que llevarán los nombres de otros tantos topónimos del término de Trébago.
Inscripción Nº 39: Alto de los Curuñuelos, 10 de julio de 1993
La grabé esta mañana de madrugada; una mañana de niebla y frío húmedo que se metía en el cuerpo, allí en el alto de los Curuñuelos. (Los Curuñuelos, y no Los Curallanos, como consta en el mapa Núcleos - montes de Trébago - El Madero, Ministerio de Agricultura, Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza, Servicio provincial de Soria). La piedra se halla en el mismo alto del pico conocido por este nombre, mide 50 x 40 cm y está plana en el suelo y protegida por otras piedras de peor factura.
Inscripción Nº 40: Pradera y fuente del lugar, 12 de julio de 1993
Esta mañana fue grabada esta inscripción en esta piedra, que se encuentra 10 metros más abajo de la arqueta nacedero de la fuente del lugar, como indica el dibujo, junto a otras tres, todas ellas sillarejos, sin duda sacados en alguna reforma que sufrió la citada arqueta. ¿Romana? ¿Árabe? ... La piedra mide 58 x 45 cm y 40 de grueso, está ligeramente ladeada, apoyada sobre las otras y mirando al saliente.
Inscripción Nº 8: El revedado, 27 de junio de 1992
A unos 250 m medidos desde la pista que va a Los horcajos - Peñalaza - Mojón grande por el camino viejo de Valdegeña, yendo cara a Trévago y a unos 100 metros de este camino a la derecha se halla esta piedra que mide 1'10 m por 0'70 m de ancha (la cara tallada); es una piedra rodada y está semienterrada, arenisca, muy buena para trabajarla.
Inscripción Nº 35: El revedado - La mata del ciervo, 24 de junio de 1993
Esta piedra se encuentra junto a la pista que partiendo de la general del Revedado (la siguiente después de la que nos lleva a la Piedra de los tres obispos) y que entra cruzando los barrancos de Las colmenas y de Los desesperados y cruza a las Barderas de El Espino, por debajo de Peñalaza; se ve muy bien, está a tres metros del camino.
Inscripción Nº 36: El Juncar o Huerta de los Frailes, 5 de julio de 1993
Grabada esta mañana en la piedra que hay de asiento en el exterior de la casilla del Juncar, sobre la pared del saliente y que yo coloqué cuando hicimos dicha casilla Jesús García, Benito Martínez y yo en abril de 1950. El lugar se encuentra a unos 2 Km del pueblo en la carretera de El Espino, a la izquierda, muy cerca del árbol gordo.
Inscripción Nº 64: El Mojón Grande, 31 de enero de 1994
Esta mañana después de la del Alto de la Sierra grabé esta inscripción en el mismo alto del Mojón Grande. Está mirando al alto de la sierra y a 9 metros de la esquina de la caseta de observación que hizo ICONA, justo en el mismo lugar donde se alzaba el viejo Mojón Grande; era un cono hecho de piedras, que los pastores y cazadores en particular se cuidaban de mantener: cuando llegaban a este paraje colocaban las piedras caídas y procuraban poner alguna más para que el mojón creciera; en mis tiempos de cazador en más de una ocasión colaboré en esta tarea de mantenimiento del mítico Mojón Grande.
Inscripción Nº 97: La Tenería, 6 de abril de 1994
Está grabada en una piedra pequeña de la pared del este de lo que fue una pequeña tenería, lugar donde se curtieron pieles. Esta actividad que duró siglo y medio largo, como consta en escritos del Ayuntamiento, dio nombre a este paraje y todas las huertas de regadío existentes a ambos márgenes del río Manzano desde La canal al Puente de piedra, llevaban el nombre genérico de La Tenería, para efectos de turno de riego. El último curtidor que regentó esta pequeña industria fue Cipriano Sánchez Cabriada y trabajó hasta los años 65 de este siglo.
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