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Mendavia y su relación con Trévago a través del molino



por Mª Inés Sainz

Hace unos días recibimos la grata visita de María Pilar Pascual y Pedro García en nuestra casa de Mendavia, y nos invitaron a colaborar con la revista "La Voz de Trébago". Nos pareció una excelente idea poder ofrecer un lazo de unión entre nuestros pueblos, aunque fuera en tiempos tan lejanos. La villa de Mendavia es provincia de Navarra, tiene unos 3.500 habitantes y está situada a unos 20 kilómetros de Logroño. El Ebro hace de frontera con la Rioja en casi todos sus términos. Su población se dedica a la agricultura en todos sus aspectos de cereal, viña, olivos y un extenso regadío que ofrece pimientos, espárragos, puerros, alcachofas, etc. Además de árboles frutales de todas las clases, y varias industrias de conservas, mobiliario, repuestos de coches, fabricación de maquinaria conservera, etc. Explicamos esto porque hemos de reconocer que cuando encontrarnos el pueblo de Trévago en los archivos municipales, tuvimos que buscar en el mapa y acudir a la enciclopedia Espasa, para saber algo de vosotros.

No conseguimos mucho, pero Pilar y Pedro nos proporcionaron una revista que nos dio una importante información recogida por personas a las que el amor a su pueblo les ha hecho valorar la intrahistoria del mismo y darla a conocer a sus paisanos y a todos los que hemos tenido la suerte de poder recogerla.

El molino de Mendavia funcionaba recogiendo las aguas del río Mayor en una presa que tenía tres salidas, una para el río hacia el lugar, otra que llegaba a la Granja de Imas, perteneciente al monasterio de Irache y por último la salida hacia el río Molinar.

A principios de año, precedidos de bandos en los lugares acostumbrados y toques de la campana mayor, el Ayuntamiento se juntaba para sacar a remate de candela los arriendos de la villa, entre ellos el molino. Se encendía una pequeña vela y, mientras ardía, los interesados pujaban ofreciendo el dinero y los dones que harían si se quedaban con "la arrendación". Veinte días más tarde, al "veinteno de la ley", se admitían nuevas mejoras si las hubiere y, si no, se daba posesión al rematante, que tenía derecho a una vistreta o préstamo en trigo, a devolver con un pequeño rédito, y a pagar por la Virgen de Agosto, para empezar a moler.

Tras dar fianzas de poder pagar la renta, aceptaba las condiciones de moler para todos los vecinos, sacando para su beneficio medio almud de "daca" por cada robo de trigo que moliese, siempre en presencia del dueño del cereal.

Una importante condición de obligado cumplimiento era la de tener que subir a la presa que divide el río Mayor los jueves y los sábados y cerrar la paradera del río Molinar y mandar el agua para los otros dos cauces. El incumplimiento de esta cláusula motivó innumerables denuncias y multas al molinero de turno, a pesar de que las excusas que daban para explicar su conducta eran de lo más pintoresco.

Las piedras solera y corredera del molino sufrían roturas y había que cambiarlas, lo que acarreaba importantes gastos a cargo del ayuntamiento, que debía de enviar un propio a diferentes puntos hasta encontrar la adecuada.

El 25 de abril de 1766, día de San Marcos, quebró la piedra corredera del molino. En anteriores ocasiones se compraron en diferentes lugares, como Robres (1710), Ocón (1717), Jubera (1743), y Logroño, todos del Reino de Castilla, pero este año fueron a buscar la piedra hasta Trévago.

El auto es como sigue. 7 de Junio de 1766. Para poner la piedra corredera del molino, pareció Santiago García, que así dijo llamarse, vecino del lugar de Trévago, jurisdicción de la villa de Ágreda, en el Reyno de Castilla y trae la piedra nueva desde su lugar, y en atención a que de su valor no se ha tratado cosa alguna, ambas partes nombran a Ramón Jordán, maestro molinero de Alcanadre (Rioja) el cual jura y declara que la piedra es buena y tiene el "gureso" correspondiente y su vuelo es de dos varas navarras, que es muy bastante para su buen uso, y estima en 64 ducados su valor, inclusive la conducción.

En el libro de Propios aparece el pago de 704 reales dados a Santiago García, vecino del lugar de Trévago, Reyno de Castilla, importe de la piedra corredera que trajo para el molino harinero, incluido la conducción, le pagó el depositario Andrés García, aunque da las cuentas su viuda María Josefa Sagredo (1766).

No especifica el medio de transporte, pero no hay anotación correspondiente a que hubieran pagado la aduana de Arrúbal, lo cual significaría que la piedra se habría pasado por los pontones o barcas que atravesaban el Ebro por ese lugar. Es probable que la trajera por los caminos. Para hacernos idea de lo laborioso del transporte, en 1804 dos vecinos de Mendavia emplearon tres días, con tres caballerías y dos carros cada uno, en traer una piedra de molino que estaba más allá de Logroño.

Mendavia, 20 de febrero de 2008


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Notas de la redacción:

- Consultado en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la palabra "robo", aparece, además de confrontar arroba, que en Navarra es Medida de capacidad para áridos equivalente a 28 l y 13 cl.

- Gracias a la colaboración de Juan Carlos Cervero, estudioso de los libros de la Iglesia de Trébago y alrededores, sabemos que aquí casaron, el 7 de agosto de 1740, Santiago García Burgos (de Salcedillo, arzobispado de Burgos) con Manuela Zapata Sánchez, y que el 25 de mayo de 1767 casa su hijo Santiago García Zapata con Lucía Domínguez Molinos. Por las fechas, cualquiera de los dos pudo ser el protagonista de nuestra historia.


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