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El pleito de hidalguía del vecino de Trébago. Santiago García del Río (1759-1761)



por Manuel Peláez del Rosal Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia


"Facsímil de las firmas de los vecinos
de Trébago asistentes al concejo
celebrado el 25 de julio de 1761 "

No cabe duda que las ejecutorias de hidalguía (sentencias firmes) son fuente de conocimiento para la historia local. Lo lamentable es que -en no pocas ocasiones- los poseedores de dichos títulos, o no los guardan por derecho propio, como beneficiarios de su adquisición por haberlos obtenido en virtud de un litigio, sino por cualquier otro (compra, donación, herencia, etc.), o si las tienen en su poder no saben exactamente su significado y su valor en su justa dimensión.

No es éste el caso que nos concierne. Mi suegro, don Vicente García de la Puerta Muñoz (Soria, 1906-Jaén, 1991), médico de profesión, entre los documentos que conservaba, y que a su muerte pasaron a su hijo primogénito, don Vicente García de la Puerta López, que es quien ahora los custodia, me mostró -hace ya más de 40 años- sabiendo de mi amor por la historia y de mi afición por la heráldica y por la genealogía, unos bellísimos documentos apergaminados que no eran sino las ejecutorias de sus antepasados. El tema -lo confieso- me llenó de gozo, claro está, y a partir de aquella remota fecha me preocupé por ahondar -como ahora se dice- en el texto y en el contenido de tales títulos.

Pasado el tiempo, en compañía de mi esposa María Isabel García de la Puerta López y de alguno de mis hijos, aprovechando las vacaciones estivales, hicimos viajes a Brañosera, Aguilar de Campoo y Trébago, que eran los lugares geográficos que en la ejecutoria se mencionaban, y tuvimos la satisfacción de conocer y departir algunos momentos con don Juan Palomero Martínez, que me animó a culminar la investigación comenzada sobre la genealogía familiar. Para sellar la naciente amistad me afilió a la Asociación de Amigos de Trébago, más de facto que de iure, comenzando una serie de intercambios de publicaciones que -dada su insistencia y pertinacia- no han tenido hasta la fecha solución de continuidad. Sigo puntualmente recibiendo el ya antiguo y venerando Boletín "La Voz de Trébago" -ha sobrepasado su edición venturosamente el número 30- y yo prosigo, aunque sin tanta asiduidad enviándole algún que otro ejemplar de la Revista Fuente del Rey de Priego de Córdoba (hasta la fecha 260 números), localidad de la que soy Cronista Oficial, y que también abunda en los temas históricos locales.

Por otra parte, hace ya también bastante tiempo me ofrecí a pergeñar unas notas sobre los antepasados de mi esposa, los García, de Trébago, resumiendo el contenido de los documentos familiares, y le prometí a Juan Palomero remitírselas para que les diera cabida en el Boletín asociativo. Ni que decir tiene que la lectura de esta amena publicación me descubrió más datos enlazados con los que yo tenía, por lo que durante mucho tiempo demoré mi compromiso, por temor a equivocarme; pero hace pocas semanas mi querido amigo trebagüense me dio un a modo de cariñoso ultimátum, y ya no me he resistido a dejar pasar ni un día más, so pena de tildarme de contumaz perezoso. Tengo que reconocer mi demora en este empeño, pero al final ya están hechas las esperadas notas, cumplida mi palabra y satisfecho mi compromiso. Ahí van a ti dedicadas, apreciado amigo Palomero.

La carta ejecutoria de 1760

El 27 de marzo de 1759 Santiago García del Río, vecino de Trébago y natural de Salcedillo, acudió a la Corte y Chancillería de Valladolid, ante la Sala de los Alcaldes de los Hijosdalgos, presentando una relación por la que declaraba que era hijo de Juan García y Manuela del Río, de la misma vecindad, y nieto de Juan García de la Calle y María Ruiz, vecinos de Brañosera. El compareciente añadía que todos sus ascendientes habían sido hijosdalgos notorios de sangre " y en cuya fama, quieta y pacífica posesión habían estado unos y otros en las ciudades, villas y lugares donde vivieron y moraron, y tuvieron bienes y hacienda, habiendo gozado todos los oficios y preeminencias correspondientes a dicho estado noble". Agregaba, no obstante, el declarante que había salido de su patria "de tierna edad" avecindándose en Trébago (desde hacía más de 20 años), en donde el Concejo y sus vecinos no le habían querido reconocer el estado de hijodalgo que le correspondía, antes bien, intentaban empadronarle con los hombres pecheros (contribuyentes) del estado llano. Por último solicitaba que se le hiciera justicia y se le diera una Real Provisión reconociéndole su estado. Por un otrosí, asimismo, pedía que "mediante la suma pobreza y cortos medios con que se hallaba para soportar los gastos que se causasen en la práctica de las diligencias" el concejo de Trébago sólo nombrase un informante, para que por medio de un escribano real, el más cercano a dicho lugar, pudiese practicar las diligencias conducentes a probar su derecho.

Y en efecto, ante la solicitud presentada por el procurador Isidoro Lozano, nombrado por Santiago García, el tribunal recurrente acordó que entre tanto no recayese la pertinente resolución el concejo de Trébago no le adscribiese oficios al solicitante, ni le pusiese en las listas de los demás de su calidad y estado hasta tanto se aprobase su reconocimiento.


San Miguel de Brañosera
Obtenida la primera Real Provisión en el mes de marzo de 1759 se requirió al alcalde ordinario de Trébago, a la sazón, Juan Antonio Carrascosa, para que convocase y reuniese el concejo y vecinos. El calvario judicial del peticionario no hacía más que empezar. La primera autoridad local no sólo no quiso practicar las diligencias que se prevenían, sino que pretextó ser imposible reunir a la mayor parte de los vecinos "por ser los más arrieros de profesión y pastores de ganados trashumantes en los Reinos de Aragón, Extremadura y Andalucía". Al mismo tiempo el concejo devolvió a Santiago García el auto judicial que le conminaba a realizar las oportunas diligencias, reconviniendo el interesado que esta actitud no tenía otra finalidad que la de molestarle y causarle daños y costas que no podría soportar por su pobreza, tendentes a impedir que consiguiera su notoria hidalguía. Solicitaba por ello que se conminara al concejo y a su costa con mayores penas y apercibimientos.

La respuesta por parte del tribunal no se hizo esperar. Con fecha 10 de mayo de 1759 éste libró una sobrecarta requisitoria para que en un plazo muy corto el concejo y los vecinos de Trébago se juntaran en la forma acostumbrada y diesen cumplimiento a la primera de dichas diligencias. Se nombró escribano a un tal José Hernández; el 26 de mayo del mismo año se citó a los cuatro procuradores síndicos de Trébago (de la Tierra de Ágreda) que el concejo había designado, y al día siguiente obedeciendo la orden dictada "la justicia, regimiento, concejo, vecinos y estado de hombres buenos de ese precitado lugar de Trébago" designó un comisario informante, oficio que recayó en Francisco Pérez, cuyo nombramiento aceptó el interesado.

En el largo y pormenorizado expediente quedó constatación, previa compulsa de los documentos relacionados, de los siguientes hechos:

1.º Primera gestión fallida y comprobaciones ulteriores

En 8 de junio de 1759 el pretendiente Santiago García y el comisario informante, Francisco Pérez, junto al escribano de S.M. y del Número de la villa de Aguilar de Campoo, actuante, Antonio Sánchez de Cos, se trasladaron a Brañosera, y se personaron en las casas del padre prior don José Gutiérrez, del orden de canónigos regulares premostratenses, y cura de la iglesia parroquial de san Miguel de dicho lugar, y previo el acostumbrado recado de urbanidad y cortesía, se pusieron en su conocimiento los requerimientos judiciales referidos. Enterados de ellos el requerido dijo que no podía cumplimentarlos porque los libros antiguos de bautismos y casamientos los había recogido el Padre don Juan García Santiago, su antecesor, conventual entonces en el de Santa María la Real extramuros de la villa de Aguilar, en cuyo archivo deberían estar.

2.º Casamiento de Juan García Ruiz y Manuela del Río (1704)

En 9 de junio de 1759 el escribano y el comisario informante se personaron en la iglesia parroquial de San Martín de Aguilar y requirieron al cura beneficiado de ella, don José Alonso de los Ríos, en los mismos términos, y enterado de ello éste les exhibió un libro de los vecinos velados, de tamaño cuartilla, y forrado en pergamino, que principiaba el año 1683, en cuyo folio 18 había un asiento que decía que el 2 de julio de 1704 el licenciado don Juan de Río, cura de Salcedillo desposó y veló a Juan García (Ruiz), hijo legítimo de Juan García y María Ruiz, y a Manuela del Río, hija legítima de Manuel del Río y de María del Río, vecinos también de Salcedillo.

3.º Nacimiento de Santiago García del Río (1712)

Igualmente el mismo día les fue exhibido a los presentes otro libro de bautismos, que daba principio el año 1682, de tamaño de a medio pliego, forrado en pergamino y foliado, en cuyo folio 47 había otro asiento que decía que el licenciado Juan Seco de Terán, beneficiado de Salcedillo, a petición del licenciado Juan del Río, cura de dicho lugar, bautizó solemnemente, puso el óleo y el crisma el día 17 de agosto de 1712 a un niño, hijo legítimo de Juan García (Ruiz) y de Manuela del Río, que nació el 26 de julio anterior, siendo sus padrinos Juan García de la Calle, vecino de Brañosera, y Ángela del Río, mujer de Francisco del Río, vecino de Salcedillo, y sus abuelos paternos el propio Juan García de la Calle y María Ruiz, su mujer, y maternos Manuel del Río y María del Río, su mujer, vecinos de Salcedillo.

4.º Casamiento de Juan García (de la Calle) y María Ruiz (1655) y nacimiento de Juan García Ruiz (1678)

El 15 de junio de 1759 los mismos sujetos (escribano y comisario informante), dieron recado al Padre don Manuel Gómez del Castillo, archivista del convento, quien extrayendo de un cajón un libro de velados, bautizados y difuntos, de a pliego, foliado, sin forro alguno, perteneciente a la iglesia parroquial de San Miguel de Brañosera, constató un asiento que decía que el 8 de enero de 1655, el licenciado Juan del Río, vecino de Salcedillo, con licencia del Padre fray Marcelo Flores, cura de San Miguel de Brañosera, veló a Juan García (de la Calle), hijo de Martín García y Marina Miguel, vecinos de Brañosera, y a María Ruiz, hija de Francisco Ruiz e Isabel del Río; y en el mismo libro de bautizados de la iglesia parroquial de San Miguel de Brañosera, al folio 14, existía otro asiento en el que se decía que el 12 de junio de 1678 se bautizó a Juan hijo de Juan García y María Ruiz, vecinos de Brañosera, que había nacido el día 3 anterior.

5.º Anotación de la hidalguía en los Padrones de Brañosera (1656, 1698, 1704, 1710 1722)

En 15 de junio de 1759 el regidor por el estado general de Brañosera, Juan de la Sierra, mostró a los comparecientes, un padrón de 4 de marzo de 1656, formado en virtud de Real Provisión del Consejo de Hacienda para el repartimiento de la moneda forera correspondiente al septenio 1649-1656, en el que se anotó como hijodalgo a Martín García (bisabuelo del solicitante Santiago García del Río); en otro padrón de 1698 se había reconocido el estado de hijosdalgos a Juan García de la Calle (abuelo del solicitante) y a sus hijos legítimos Juan y Miguel García (Ruiz); en otro de 1704 estaba anotada la condición de hijodalgo de Juan García de la Calle; y en otro de 1710 se tomó nota del estado de hijodalgo notorio de Juan García (Ruiz) y de su hijo Juan; en otro correspondiente a los lugares de Salcedillo y Brañosera de fecha 14 y 15 de julio de 1710 fueron empadronados como "hijosdalgos de sangre notoria" Juan García y sus hijos Juan y Santiago García (del Río); en otro de 1722 correspondiente al lugar de Brañosera también había sido empadronado Juan García (Ruiz) como hijodalgo, y en el correspondiente a Salcedillo habían sido empadronados asimismo como hidalgos Juan García (Ruiz) y sus hijos Juan, Santiago y José (del Río).

Se confirmaba con estas actuaciones la existencia de cuatro generaciones, y su probada nobleza de sangre: la de Martín García (bisabuelo), Juan García de la Calle (abuelo), Juan García Ruiz (padre) y Santiago García del Río (hijo, y peticionario de su reconocimiento como hidalgo).

6.º Informe del comisario informante

En 16 de junio de 1759 Francisco Pérez informó que auxiliado por Juan Ramasco, Juan de Mediavilla, Francisco del Río, Juan de la Sierra Martín y Mateo Díez, vecinos de Brañosera, del estado noble y general, practicó tanto en este lugar como en el de Salcedillo, distante cuatro leguas y media, las diligencias encomendadas, que dieron como resultado el reconocimiento como hijodalgo de Brañosera de Juan García de la Calle, de donde había sido regidor por el estado noble en 1708 y 1717, y como hijodalgo de Salcedillo Juan García (Ruiz), hijo del anterior, de donde había sido regidor los años 1715 y 1721, y mayordomo de su iglesia parroquial, abuelo y padre, respectivamente del pretendiente Santiago García, sin que hubieran contribuido con pecho alguno.

7.º Respuesta del concejo de Trébago

Posteriormente, el 7 de julio de 1759 se reunió el concejo y algunos de los vecinos de la aldea de Trébago, jurisdicción de Ágreda, a campana tañida, a saber, los alcaldes Juan Antonio Carrascosa y Manuel Pascual, el teniente de regidor Juan Tutor Pérez, y los vecinos Juan Gil, Tomás Gómez, Pedro Sánchez, Francisco Gómez, Manuel Ruiz, Felipe la Villa, Felipe Sánchez, Pedro de Soria Tutor y Juan Miguel Sánchez; y confesando no componer todos ellos ni siquiera la mitad de los que estaban domiciliados por hallarse los demás ausentes en sus respectivos empleos, dijeron que el pasado día 30 de junio se habían reunido los expresados y se les había hecho saber por medio del escribano Francisco Javier Anguiano, del ayuntamiento de Olvega, las Reales Provisiones ganadas a instancia de Santiago García, pero que se conformarían con lo que dijeren los cuatro procuradores síndicos de la Universidad de la Tierra con los que se debería entender su pretensión, por ser este órgano "el que recoge los abonos de los repartimientos de los débitos reales". Y por esta argumentación avalada por el licenciado don Juan Sevillano, abogado de los Reales Consejos y de la Real Chancillería de Valladolid, protestaron que no les parara perjuicio lo que había sido proveído "sin embargo de que su ánimo solamente se dirige a obedecer cuanto fuere justo"; y que, entre tanto, el tribunal lo sobreseyera o archivara, hasta que los interesados no dedujeran sus pretensiones. Curiosamente, el referido asesor se encontraba ausente de Trébago, si bien había dejado firmado un papel en blanco, que no se pudo incorporar al expediente por dicho motivo.

8.º Nueva petición a la Sala de los Hijosdalgos y nueva Real Provisión

Este cúmulo de despropósitos y trabas injustificadas obligó al pretendiente Santiago García a recurrir de nuevo el día 22 de septiembre de 1759 ante los alcaldes de los hijosdalgos de la Chancillería de Valladolid, pretextando tan frívolas como aparentes disculpas, y manifestando que a pesar de haber consultado el alcalde de Trébago al abogado de Soria don Juan Manuel Gómez, y haberle éste expedido una certificación diciendo que se le reconociese al pretendiente la hidalguía reclamada, la había ocultado, agregando que "lo mismo ha hecho con otros muchos que no se han entendido a su antojo y contemplación", habiendo oído decir que el propio alcalde había declarado que "la ha de perder si la llegase a conseguir". Y todo ello llevaba a la conclusión que "se estaban menospreciando las Reales Órdenes de V.A. con la inobediencia tan manifiesta a la primera y segunda Real Provisión". Por lo dicho instaba que se despachara una tercera en la que se acordara que la persona que fuere de su agrado pasara a Trébago y a costa del su concejo y vecinos se pusiera en ejecución lo mandado.

La Sala de Hijosdalgos de la Chancillería de Valladolid, en la que se tramitaba el litigio, acordó en 26 de septiembre, a la vista de lo alegado que el corregidor, justicia mayor y capitán de guerra de la villa de Ágreda, don Francisco Lozano pasara al lugar de Trébago, y, reunido su concejo y vecinos, se reconociera y admitiera como hijodalgo a Santiago García. El poder iba a vencer, tras un largo peregrinaje judicial, a la intolerancia.


San Martín de Salcedillo
9.º Acuerdo del concejo de Trébago reconociendo la hidalguía de Santiago García y petición de nueva Real Provisión


El día 9 de octubre de 1759, por fin, se reunió el concejo de Trébago presidido por el corregidor de Ágreda, estando presente el alcalde Juan Antonio Carrascosa, el regidor Antonio Lozano, y los siguientes vecinos: Pedro Lozano, Pedro de Soria Orte, Domingo Martínez, José Crespo, Francisco Pérez, Pedro Sánchez, Juan Martínez, Juan Aguado, Francisco Ruiz, Juan de Soria, Lorenzo Ruiz, Pedro Largo, Francisco Calvo, Pedro Martínez, Prudencio Sánchez, Tomás Gómez, Alonso García, Clemente Gil, José y Manuel Orte, Pedro Jiménez Muro, Francisco Casado, Mateo Berdonces, Antonio la Peña, José Carrascosa, Domingo Sánchez, Francisco Domínguez, Juan Redondo, Silvestre Lozano, Manuel Tutor y Juan Miguel Sánchez. Abierto el acto el escribano dio cuenta de la Real Provisión de la Chancillería de Valladolid de 26 de septiembre ordenando que se cumplieran las dos anteriores de 27 de marzo y 11 de mayo, "y vista, oída y entendida dijeron la obedecían y obedecieron con el respeto y veneración debida y en su ejecución y cumplimiento señalaban y señalaron a Santiago García, vecino de dicho lugar, que está presente, el estado de hijodalgo para que use de él como le convenga". A su vez el corregidor ordenó que se testimoniara el acuerdo adoptado, y que se remitiera al Fiscal de S.M. en la Sala de los Alcaldes de Hijosdalgos de Valladolid, y que se entregaran a Santiago García las provisiones y las diligencias practicadas, "firmándolo junto con el señor corregidor todos".

En 22 de febrero de 1760 acudió nuevamente Santiago García al tribunal solicitando que habiéndosele reconocido como hijodalgo el pasado 9 de octubre se le borrase de las listas y padrones de pecheros en los que se le hubiere asentado, se le devolvieran todas las prendas que le habían exigido, y que le guardasen todas las exenciones, honras, inmunidades, prerrogativas, franquezas y libertades que se le reconocían, por ser de justicia.

Dado traslado de esta petición al doctor don Juan de Miranda y Oquendo, fiscal de S.M. en la Corte y Chancillería de Valladolid, la Sala de los Hijosdalgos compuesta por los oidores don Fernando de Rojas, don Juan Domínguez y don Andrés Cornejo, el 25 de febrero de 1760 despachó una última Real Provisión aprobando y ratificando el reconocimiento y admisión como hijodalgo de Trébago a favor de su vecino Santiago García, con los demás efectos, sin perjuicio del Real Patrimonio, y ordenando al concejo que se volviera a reunir para acordarlo, bajo pena de 20.000 maravedíes. Esta vez las cosas iban más en serio.

10.º Junta del Concejo de Trébago para la posesión del estado de hidalguía a favor de Santiago García

El secretario de la Sala de los Alcaldes de los Hijosdalgos de Castilla de la Audiencia y Chancillería de Valladolid, don José Vaca Villamizas expidió la Real Ejecutoria de Hidalguía en 50 hojas, y para su cumplimiento el 23 de julio de 1761 Santiago García la presentó ante el corregidor de Ágreda don Melchor Sáenz de Tejada. Para llevar a efecto lo acordado y para su puntual observancia el día 24 el escribano Matías de Quintana la notificó al concejo de Trébago, ordenando que el día siguiente por la mañana se reunieran los vecinos en público concejo.

Habiendo sido llamados a son de campana tañida, el 25 de julio se juntaron en cabildo los señores José Crespo y Juan Antonio Carrascosa, tenientes de alcaldes (por ausencia de sus titulares), Santiago García, y Francisco las Lenguas, regidores, y los vecinos Domingo y Pedro Martínez, Juan Mallén, Juan Gil, Tomás Gómez, Manuel Tutor, José Carrascosa, Tomás de Medrano, Miguel de las Heras, Francisco Calvo, Tomás de Córdoba, Pedro Lozano, Francisco Jiménez, Pedro Miguel Redondo, Lorenzo Ruiz, Mateo Berdonces, Pedro Jiménez Muro, Pedro Lozano Pascual, Francisco de Soria, Juan José Celorrio, Juan Tutor, Joaquín Sanz, Pedro Martínez Sánchez, Francisco Jiménez Medrano, Antonio la Peña, Francisco Domínguez, Juan Rodero, José Celorrio Ciria, Juan Pascual, Felipe Largo, Manuel Ibáñez, Pedro Julián Sánchez, Prudencio Sánchez, Isidro Gómez, Juan de la , Ramón Madurga, Tiburcio Sánchez, Martín Gil, Juan García, Martín Vera, José Pavón, Silvestre Lozano y Juan Miguel Sánchez. Todos los relacionados manifestaron ser la mayor parte del vecindario, y por los ausentes, enfermos y viudas presentaron voz y caución a manera de fianza de que estarían y pasarían por lo que se acordara en dicho concejo. Acto seguido el escribano presente leyó y notificó la Real Provisión "en altas, claras e inteligibles voces, obedeciéndola como a carta de nuestro Rey y Señor natural", y en su ejecución y cumplimiento dijeron que "aprobaban y aprobaron, ratificaban y ratificaron el reconocimiento y admisión que de hijodalgo tienen hecho a Santiago García, su vecino, y en su consecuencia acordaron que desde hoy en adelante y para siempre jamás se le haya y tenga, y a sus hijos y descendientes legítimos por línea recta de varón por Nobles hijosdalgos".

Conclusión

Con este acto de toma de posesión y reconocimiento de hidalguía quedó finiquitado el largo pleito iniciado por Santiago García después de un largo año y medio de batalla judicial. No se nos escapan los sinsabores y dispendios que la resistencia del concejo de Trébago, con su alcalde al frente, le causaron a su justa demanda. Pero la satisfacción que el pretendiente obtendría con el reconocimiento de su estado recompensaría, al menos moralmente, sus padecimientos y aflicciones, aunque estamos seguros que no las cargas económicas de tan laboriosa actuación judicial. El acta de la toma de posesión de julio de 1761 lo incluye como regidor, es decir, desempeñando ya un cargo concejil, oficio reservado sólo a quienes gozaban de la condición nobiliaria.

Poco sabemos, no obstante, de la vida privada de Santiago García del Río. Siguiendo a María Inés Sainz, el ilustre trebagüense Santiago Lázaro Carrascosa afirma que en 1766 el ayuntamiento de Mendavia (provincia de Navarra) compró por 704 reales, incluido el transporte (desde Trébago a Mendavia), una muela corredera para un molino harinero a Santiago García Burgos (o del Río), vecino de Trébago, hijo del vendedor o constructor de muelas de molino, Juan García, oriundo de Salcedillo. Años antes, en 1760, en el Catastro de Ensenada, aparece censado Santiago García -no dudamos que el referido no era otro que nuestro personaje- como cantero, junto a Manuel Ruiz, figurando éste también como molero. Había casado el 7 de agosto de 1740 en la iglesia parroquial de Trébago con Manuela Zapata Sánchez, con la que tendría seis hijos: Manuel, Ramón, Juan León, Santiago, Antonio y María García Zapata.

Precisamente será uno de ellos, don Manuel García Zapata, quien en mayo de 1794 pide a don Juan Félix de Rújula, Cronista y Rey de Armas de S.M. Carlos IV, que le señale y componga el Escudo o Blasón que puede y debe usar como tal Hijodalgo notorio por su principal apellido de García, por parte de su padre, Zapata, por el de su madre, y Ruiz y Sánchez por los de sus abuelas paterna y materna, respectivamente.

A su estudio dedicaremos un nuevo artículo que titularemos "Genealogía y Heráldica de los García de Trébago". Ahora que corren tiempos de reclamaciones de nostalgias y memorias, hagamos justicia virtual a una familia de transterrados, que se avecindaron en Trébago en el siglo XVIII y vivieron en el pueblo hasta bien entrado el XIX. Sus descendientes se encuentran hoy esparcidos por el territorio nacional: Soria, Madrid, Zaragoza, Tudela, Granada, Sevilla, Córdoba, Jaén, Málaga y Cádiz, entre otras poblaciones. Todos ellos, que suman más de un centenar, podrían suscribir para sí la divisa bíblica: Laudemus viros gloriosos et parentes nostros in generatione sua. Y el pueblo de sus ascendientes en un acto de cordial acogida (que habría que organizar) podría abrirles las puertas, recibirlos y dejar constancia lapidaria de su presencia en el ilustre municipio soriano. Fiat voluntas.



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