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Iglesias y ermitas, actuales y desaparecidas, en Trébago (II)



por Santiago Lázaro Carrascosa

La ermita de la Virgen del Río Manzano está situada al suroeste del pueblo, a una distancia de 2 Km. y en la falda norte del Alto de los Curuñuelos, una ramificación de la Sierra del Madero, que recorre toda la parte sur del término de Trébago.

Es una ermita de grandes proporciones, de planta rectangular, con la sacristía adosada en su fachada este, en la que también se encuentra el campanario, y que así mismo es la cabecera del edificio, que contiene el altar mayor.

Su construcción la ubicamos tentativamente a finales del siglo XVII o principios del XVIII, y la creemos de estilo barroco final. El retablo, que según inscripción grabada en su antepecho indica que fue dorado en el año 1781, tiene columnas con cuerpo estípite, bastante adornado y por tanto, es de estilo barroco. La puerta de entrada, abierta en la fachada sur, es un arco escarzano, con jambas y dovelas adornadas con una hendidura en toda su longitud, sin más adornos. En tiempos no muy lejanos la entrada se cerraba con una puerta de gruesos tablones de nogal, que fueron malvendidos y a cambio se colocó la actual puerta de pino sin ningún valor, pues la anterior tenía su herraje y clavos artesanales no de escaso valor. El campanario aloja una pequeña campana, en un arco de medio punto, hecho a base de piedras labradas, sin ningún adorno.

La ermita tiene adosada en su fachada sur la casa del santero, con sus correspondientes dependencias, cocina incluida. Lo que tiene de particular esta casa del santero es que, formando parte de una de las jambas de la puerta, está el fragmento de una ara romana, con la correspondiente inscripción, en la cual aún se puede leer la palabra Roma o romano, además de otras. También están empotradas, en el para-mento de la pared oriental de la casa, dos cruces del antiguo calvario, realzadas en piedras sin labrar de arenisca, igual a las que había en el camino de subida a la ermita, ahora la mayor parte desaparecidas. Acerca del santero de esta ermita y de la fuente de las Peñas del Aceite circula una leyenda que publicaremos en otra ocasión.

Consideramos muy probable que en el solar que ocupa la ermita actual, bastante moderna y de unas dimensiones bastante grandes, hubiese en la edad media otra ermita de dimensiones más modestas, acordes con el medio rural bastante deficitario de aquellos tiempos, pero suficiente para las necesidades religiosas de los habitantes.

Por otra parte, la existencia de esa otra ermita anterior a la actual, va más acorde con la leyenda de la Mora Encantada, trasmitida mediante tradición oral, entre los habitantes del pueblo desde tiempo inmemorial, que nosotros situamos en los tiempos de la alta Edad Media, generadora de la mayor parte de todas las leyendas mágicas y sobrenaturales, comunes a todos los pueblos de la antigüedad, y con más intensidad en los pueblos de España.

Esta leyenda de la Mora Encantada, recogida por nosotros, y publicada por D. Florentino Zamora Lucas, en su libro Leyendas de Soria, editado por el Centro de Estudios Sorianos, en 1971, hace alusión a la aparición de la Virgen del Río Manzano para indicar en dónde debería construirse su ermita, y que era precisamente el lugar en donde está la actual ermita, del siglo XVIII.

Los únicos restos que podrían acreditar la existencia de esta otra ermita medieval, de la Virgen del Río Manzano, acaso coexistente con la de San Sebastián, son las cruces del calvario, unas empotradas, como decimos, en la casa del Santero, -dos-, y otras cuatro que todavía perduran en el camino, aunque fuera de su ubicación correspondiente a las estaciones, cuando menos tres de ellas, que están amontonadas, por así decirlo, a unos metros de la ermita, y otra en el camino.

Al final del artículo hemos dibujado las diferentes clases de cruces que perduran hasta hoy, que marcaban dos calvarios, a nuestro juicio simultáneos, en la Edad Media, hacia las ermitas de Santiago Apóstol, uno en el Cerro Santiago, y otro hacia la de Nuestra Señora del Río Manzano en la falda de Los Curuñuelos. En el de la ermita de Santiago, el más antiguo, el calvario estaba construido por cruces de la clase que hemos marcado con el número 4 y de las que quedan restos como hemos indicado más arriba. El calvario que conducía a la ermita de Los Curuñuelos contenía y contiene tres clases de cruces, que hemos marcado con los números 1, 2 y 3. Las números 1 y 2, están construidas sobre bloques de piedra caliza amarilla, piedra toba, en cuyos bloques se ha insinuado una cierta labra para darles a los bloques forma cuadrilonga, y las cruces en ellos talladas tienen, además de buena labra, más ornamento, con una o dos bases cuadrilongas, como es el caso de la cruz central de final de calvario y, más llamativa, la marcada con el número 2, y que además tiene el palo o madero vertical más ancho en la parte inferior que en la superior, es decir cruz patada. Las cruces que hemos marcado con el número 3, aparte de tener base triangular, tienen una talla más tosca que las anteriores, y están grabadas sobre bloques sin ninguna clase de labra y de piedra arenisca.

A este último tipo pertenecen las dos empotradas en la casa del santero, y las otras cuatro que ya hemos señalado, así como su ubicación. Según esto, hemos de concluir que estas dos clases de cruces, de base cuadrilonga y triangular, fueron construidas en épocas distintas, más antiguas las de base triangular, cuando menos anteriores a la fecha de construcción de la actual ermita, por estar dos de ellas empotradas en la casa del santero, y que por lógica hemos de deducir que, si había un calvario anterior a la actual ermita, debió conducir a otra ermita, de época medieval, asentada en el solar de la actual, a no ser que dicho calvario llegara a la ermita de San Sebastián, o a la de este santo y a la de la Virgen del Río Manzano, ambas coexistentes.





  1. Tríptico de cruces del final del calvario a la ermita actual. ¿Siglo XV o XVI? Soporte de piedra sin labra.
  2. Cruz de una estación del calvario. ¿Siglo XIV o XV? Soporte de piedra caliza amarilla con algo de labra para dar al bloque cierta forma cuadrilonga.
  3. Cruz de calvario empotrada en la pared de la casa del santero. Bloque sin labra de piedra arenisca. ¿Siglo XIII o XIV?
  4. Cruz ahuecada en un murete de piedra irregular y cal y arena, en el que se colocaba la cruz de madera. Restos en el antiguo calvario a la ermita de Santiago Apostol, en el final del cal- vario con las tres cruces y en la última estación del mismo. ¿Siglo XII?.
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Nota de la redacción: Esta forma de cruz ahuecada en un murete de piedra, en el que se coloca la cruz de madera, la podemos encontrar actualmente en el calvario existente en Valdelagua del Cerro (que requiere urgente reparación para que no desaparezca), próximo a donde estuvo la ermita de Santiago Apostol en el Cerro Santiago.


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