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Nuestra Señora del Manzano



por Alfonso García Bermejo

Sacerdote encargado

Con la advocación de Ntra. Sra. del Manzano, se venera a la Virgen Madre de Dios en la ermita que se levanta en las faldas del alto de los Curuñuelos al suroeste del pueblo de Trébago y a una distancia del mismo de aproximadamente dos kilómetros.

Su construcción puede datarse a finales del siglo XVII o principios del XVIII. Como en tantos otros casos hemos de conformarnos con las noticias que, a caballo entre la historia y la leyenda, ha conservado la tradición popular acerca de los comienzos y primera historia de la devoción a la Virgen del Manzano.

Parece ser que la Virgen del Manzano se la encontró una niña en el cauce del río que lleva ese nombre y por ello la Virgen fue llamada así.

Pero mucho más importante que la historia que se puede recomponer, al menos parcialmente, a partir de leyendas y documentos, es la historia íntima, la del amor a la Madre de Dios, que han vivido generaciones y generaciones de cristianos de esta tierra. La historia de las oraciones fervorosas, de los favores recibidos, de la sincera devoción de tantas gentes de corazón sencillo, las rogativas en tiempo de sequía, cuando la imagen de la Virgen era llevada en procesión y se rezaba una novena, son expresión de la fe y devoción, que, a través de la Madre, pide el agua al Señor de los tiempos y de las estaciones.

Esa devoción se manifiesta festivamente cada año a mediados de Agosto. La víspera de su fiesta, los hombres naturales de Trébago danzan ante su patrona; antes de dar comienzo el tradicional rito, los niños y niñas de la localidad hacen una ofrenda de flores y frutos a la Virgen y le expresan sus peticiones.

Otro síntoma de que el amor a María está fuertemente arraigado en el pueblo de Trébago, es el fervor y la emoción con que se canta a Nuestra Señora la bella antífona medieval de la Salve Regina en tono gregoriano: le pedimos que vuelva a nosotros esos sus ojos misericordiosos, ya que es vida, dulzura y esperanza nuestra.

La Iglesia, nuestra madre, siempre ha querido que vivamos esta devoción a María y que sea cada vez mejor y más honda. Porque no puede decir que quiere mucho a la Virgen quien luego no vive como Ella, quien no lucha cada día por parecerse a Ella.

Ojalá cada uno de nosotros, que honramos a María en esta imagen bendita del Manzano, tengamos un momento de reflexión y nos hagamos esta pregunta: ¿Cómo voy yo en mi cariño a María? Porque si ese cariño falla, es que algo falla en la fe o algo falla en el corazón.

Transcribimos aquí la Salve Regina como se canta en latín en nuestro pueblo y la misma oración traducida y parafraseada, que bien podemos hacer nuestra en tantos momentos de la vida:
Dios te salve Virgen pura
reina del cielo y la tierra.
Madre de misericordia
de virtud y gracia llena.
Vida y dulzura en quien vive
toda la esperanza nuestra.
Dios te salve a ti llamamos
gimiendo los hijos de Eva.
A ti Madre suspiramos
llorando indecibles penas.
En este tan triste valle
de dolores y miserias.
Ea pues dulce Señora
y siempre abogada nuestra.
Te pedimos que tus ojos
benigna a nosotros vuelvas.
Y después de este destierro
que a Jesús nuestra alma vea.
Jesús fruto de tu vientre
y del cielo hermosa perla.
Oh Señora clementísima
Oh piadosísima Reina.
Oh siempre Virgen María
alabada en mar y tierra.
Virgen santa del Manzano
por nosotros a Dios ruega.
Para que seamos dignos
de alcanzar la gloria eterna.


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