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Arrieros fuimos...



por José Antonio Alonso Hernández
Serón de Nágima (Soria)

El 10 de enero de 2006 aparecía en el Libro de Firmas que la Asociación de Amigos de Trébago tiene en Internet (www.trebago.com) el texto que reproducimos a continuación, firmado por D. José Antonio Alonso, de Serón de Nágima:


En primer lugar felicitaciones por la página y también, muy especialmente, por la edición de la revista "La voz de Trébago" que requiere el trabajo perseverante y continuado de personas entusiastas y amantes de su tierra. Considero la revista como una herramienta fundamental de diálogo y unión entre los descendientes del pueblo dispersos por todo el mundo y los que actualmente moran en él. Creo que vuestras iniciativas deberían ser seguidas por muchos pueblos de la provincia soriana tan castigados por la emigración forzada ocurrida en tiempos pasados y que ahora son víctimas de una lamentable despoblación.


Fotografía en la que aparece
Tomás Martínez con su esposa.
Tras mis felicitaciones, quisiera dar fe de lo publicado en el número 9 de la revista, concretamente en el capítulo de "Arrieros somos". En ella se dice que el arriero Tomás Martínez Martínez llegaba, en sus largos desplazamientos, hasta pueblos del Campo de Gómara y de las Vicarías. En efecto, siendo el que suscribe bastante niño recuerdo la presencia de "el de Trébago" vendiendo aceite por las calles de Serón. Iba con una vieja camioneta. Era a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta. Nuestras madres y abuelas le abonaban el importe de la mercancía en dinero y también admitía como pago los huevos de las gallinas criadas en los corrales de las casas del pueblo. A pesar de haberlo investigado, consultando a personas mayores, no tengo datos para aseverar que aquel vendedor de aceite fuera Tomás, pero por las referencias parece ser que sí. De cualquier modo, se trataba de una persona de vuestro pueblo ya que cuando llegaba a Serón, los chicos y el alguacil, que hacía de pregonero, decían que había llegado "el de Trébago" con su preciada mercancía para "echar en adobo" los lomos y chorizos preparados artesanalmente en las matanzas familiares.

Conozco Trébago sólo de paso, prometo que la próxima vez pararé aunque sea sólo por pasear por las calles cuyos vecinos y descendientes demuestran tener iniciativas y materializarlas en aras al cariño hacia su pueblo y al recuerdo de sus antepasados.

Este soriano en la diáspora, os da la enhorabuena de nuevo y os anima a continuar en esa línea.

Posteriormente, D. José Antonio Alonso nos ha hecho llegar el siguiente artículo, para su publicación en la revista La Voz de Trébago:

En el capítulo de "Arrieros fuimos" del número 9 de la revista "La voz de Trébago", se decía que: "... el arriero Tomás Martínez Martínez llegaba, en sus largos desplazamientos, hasta pueblos del Campo de Gómara y de las Vicarías". A raíz de esta noticia, di fe de la veracidad de lo publicado haciendo uso del libro de visitas de la web. Al disponer ahora de una mayor información paso a exponerla en el presente artículo. El autor del presente escrito, nacido en Serón de Nágima, fue testigo en su niñez de la presencia de arrieros de Trébago en su pueblo natal. Teniendo en cuenta los medios de transporte de la época, se puede decir que Trébago se encuentra bastante alejado de Serón, ya que este pueblo está situado geográficamente en el sureste de la provincia soriana en la zona conocida como "las Vicarías", a medio camino entre Gómara y Monteagudo. Para situarnos en el tiempo acerca de la presencia de arrieros de Trébago en Serón, nos tenemos que remontar hacia finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta del siglo pasado. Por aquellos días, "los de Trébago", como se les conocía coloquialmente, venían a vender aceite de casa en casa por las calles de Serón. Al principio venían con carros y creo que después llegaron a venir con alguna furgoneta. Cuando llegaban al pueblo, procedían a encargar "el pregón" para anunciar su presencia y ofrecer el producto. El alguacil que ejercía también de pregonero, decía que habían llegado "los de Trébago" y que ponían a la venta su preciada mercancía para "echar en adobo" los lomos y chorizos que se preparaban artesanalmente en las matanzas familiares. En el pueblo de Serón iban a parar siempre a la casa de un vecino de confianza llamado el tió Ignacio que vivía en la calle de Santa Ana, al que le dejaban el aceite sobrante de la venta para que lo fuera vendiendo poco a poco en días sucesivos. El importe de la mercancía se podía abonar de dos maneras; bien en dinero y también admitían como pago los huevos de las gallinas criadas en los corrales, que colocaban en los carros en mullidos lechos de paja para evitar su rotura. Tratando de investigar la identidad de los arrieros he descubierto el nombre de uno de ellos que era muy conocido y apreciado por la gente de Serón debido a la frecuencia de sus visitas comerciales, a su seriedad y a la buena calidad del aceite vendido. Se trataba de un tal Demetrio que venía con otra persona que, según referencias no contrastadas, podría ser su hermano. Esta incógnita, seguro que será inmediatamente despejada por algún coetáneo de Demetrio.

Sirva este escrito para aportar esta pequeña información acerca de los antepasados arrieros de Trébago a cuya memoria y en reconocimiento de su duro trabajo quiero dedicar un pequeño homenaje. El autor quiere felicitar a los actuales habitantes y a los emigrados de este pueblo, por la edición de la Revista y la web, que ponen en evidencia el cariño mostrado hacia sus ancestros mediante el recordatorio de sus ocupaciones y costumbres.

Nota de la redacción:
Antes de su publicación, hemos hecho llegar a Pura Martínez el texto anterior buscando información adicional, y esto es lo que nos ha contestado:

A José Antonio Alonso, como complemento de la información por él recogida.

Demetrio y Tomás Martínez eran mis hermanos, y son los arrieros que indica en su artículo. Mi padre y mis hermanos fueron arrieros, y entre ellos se iban distribuyendo las distintas rutas que hacían por la provincia.

Antes que Demetrio y Tomás era Bruno quien hacía esa ruta, hasta que se casó y se estableció en Almazán, donde puso una granja de gallinas que todavía existe.

Demetrio y Tomás siempre fueron juntos. Todas las semanas hacían viajes de 3 ó 4 días. Al principio iban en caballerías, saliendo de Trévago atravesaban la sierra del Madero por Montenegro a la carretera de Soria hacia Hinojosa, Jaray, Cardejón, Serón de Nágima y alguno más que no recuerdo.

Hacia los años 50 modernizaron su transporte y con una camioneta salían a Zaragoza, donde vendían huevos a las tiendas y recogían buen aceite del bajo Aragón, que junto al jabón iban repartiendo por esos pueblos. Con la camioneta ampliaron productos, al incorporar la venta de pimientos morrones. Aproximadamente en el año 1956 se establecieron los dos en Calatayud, donde abrieron un almacén de huevos y posteriormente una granja de gallinas.

De los tres, hoy sólo vive Bruno, sigue en Almazán y de vez en cuando se da una vuelta por la granja, que actualmente está atendida por su hijo.

Yo vivo en Madrid, pero los veranos los sigo pasando en Trévago, y si alguna vez pasa por allí, estaré encantada de recibirle y enseñarle nuestro pueblo.

Un saludo
Pura Martínez



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