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Bodas de oro de Otilia Martínez Sánchez



El pasado 25 de febrero de 2007 celebró sus bodas de oro, como Hermana de las Hijas de la Caridad, Otilia Martínez Sánchez (Oti).

Oti nació en Trébago el 25 de noviembre de 1934, hija de Félix y de Bernardina.

En Trébago asiste a la escuela hasta los 14 años, época en la que se va a Bilbao a trabajar en la Casa de la Misericordia, que en aquel entonces se dedicaba a los pobres, tanto niños como ancianos.

Después, a los 18 años, se traslada a Ayete (Guipúzcoa), al Colegio Apostólico, como postulante a Hija de la Caridad.

A los 21 años se traslada a Madrid, al Noviciado, donde está un año como novicia.

Al cabo de un año toma el hábito en Madrid, ceremonia a la que asistieron su madre y sus hermanos.

Su primer destino fue Palma de Mallorca, a los 22 años, y hasta hoy ha desarrollado su actividad en el Hospital psiquiátrico, con enfermos mentales.

En el año 1962 hace los votos en Palma de Mallorca, y asisten sus hermanos y sobrinos. Su madre y su hermana Anita no pueden asistir, y le mandan una carta con los siguientes versos:

El día 15 de marzo
es un día inolvidable
porque hace mi hija y hermana
sus votos profesionales.

El día 15 de marzo
no lo olvidaré jamás
porque le he entregado a Dios
una Hija de la Caridad.

Los luceros de mi casa
salen en este momento
a visitar a mi hija
que tengo en ese convento.

Niños que ayudáis a Misa
ayudad con devoción
ya que vais a ver el acto
lo que no puedo ver yo.

Cuando cojo mi cubierto
y me siento en el sillón
me acuerdo de mi madre y hermanos
que tienen buen corazón.

Las cuentas del Rosario
son cuentas y Ave Marías
no te olvides en él jamás
de tus padres Félix y Bernardina.

A San Vicente Paúl
y a toda la Comunidad
esta familia les pide
que no nos dejen morir en pecado mortal.

Esta carta que te escribo
y que de mis manos sale
se grabe en tu corazón
como se graba en el de tu hermana y madre.

Con lágrimas en los ojos
y oprimido el corazón
se quedan tu madre y hermana
que no te han acompañado
el día de tu profesión.



Fue responsable, junto con tres chicas más, de un pabellón de 116 mujeres, y como dice ella, "A las hermanas, siempre las respetaban los enfermos". Éstos estaban tranquilos, porque muchos procedían de problemas de la guerra. El pabellón de los hombres tenía 216 personas.

Oti se jubiló hace siete años y le hicieron una entrañable fiesta. Pertenece a la Congregación de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Y su Congregación, con motivo de la celebración de sus Bodas de Oro, le envió la siguiente felicitación:

FELICIDADES SOR OTILIA

Recibe nuestra sencilla felicitación con esta expresión de sentimientos, que sin pretexto de querer ser nada extraordinario, sí queremos que veas en ello una muestra de cariño hacia ti desde la llegada a nuestra casa.

Como diría César Vidal: "Corría el año 1957 d.C." cuando, acogiendo la llamada de Dios, dejaste tu querido pueblo de Trévago para decidir, con una entrega generosa, formar parte de la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Pasaste las diversas etapas de la Prueba -Postulantado-Seminario-, y llegaste a Palma de Mallorca destinada a la Clínica Mental el 12 de marzo de 1958. ¡Cuántos buenos recuerdos habrán pasado por tu mente al recordar el servicio de los Pobres entre los más Pobres! Un servicio de ir dando continuamente, sin esperar recompensa alguna. De la Comunidad aprendiste a darles este amor sencillo y humilde, y después lograste vivir una intensa vida comunitaria de Fe y entrega generosa. Creo que mereció la pena recorrer tan largo camino para llegar a este lugar bendecido por Dios.

Pero un buen día, 16 de marzo de 2004, providencialmente nos cayó la gran suerte de que los Superiores te destinaran a esta casa, algo inesperado y como llovido del cielo. Podemos decir que desde el primer momento fuiste una más entre nosotras adaptándote a nuestra comunidad y al servicio entre los niños, un servicio muy distinto al que habías tenido hasta entonces, y que no siempre es fácil adaptarse a un cambio tan radical. Pero supiste hacerte con los niños, y de hecho los niños han conectado muy bien contigo.

De nuevo quiero volver a tu lugar de origen. Tu pueblo y todo el ambiente familiar que viviste y que dejaste: unos padres que fueron quienes sembraron en ti la semilla de la Fe y de la religiosidad, que junto con tus hermanos supisteis vivir los valores propios de una familia cristiana unida y sacrificada, que supo en su momento dejar que siguieras tu vocación al ver que ello suponía tu felicidad y la plenitud de tu vida.

Gracias Sor Otilia por tu alegría, tu servicio y tu buen hacer en comunidad. Que tus padres desde el Cielo te sigan ayudando y bendiciendo. Que San Vicente y Santa Luisa acrecienten en ti el espíritu propio de nuestra Compañía, y que la Santísima Virgen sea siempre luz en tu camino.
Con cariño. Tu Comunidad.

Desde LA VOZ DE TRÉBAGO nos unimos a la felicitación y deseamos a Sor Otilia una jubilación tranquila y duradera.


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