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La tía maestra



por Berta Lázaro Martínez



María Carrascosa
(a la izda. de la imagen)
con su hermana Concha
Según consta en los libros de actas del archivo de la Escuela Normal de Enseñanza Universitaria del Profesorado de Soria, María Carrascosa García, nacida en Trébago el 3 de abril de 1866, obtuvo su título de Maestra de Primera Enseñanza en 1887, tras superar con éxito los preceptivos exámenes de reválida en la casi recién inaugurada Escuela Normal de Maestras de Soria.

De acuerdo con los citados documentos, en ese lejano año de 1887, 26 alumnas de distintas procedencias (veinte de la provincia de Soria y seis de otras provincias vecinas) consiguieron terminar los estudios de magisterio en la citada Escuela Normal y, entre ellas, una perteneciente al partido judicial de Ágreda: nuestra tía María, de Trébago.

A pesar de haber tenido siempre referencias sobre "la tía maestra", a la que se aludía familiarmente de esta manera con gran cariño y consideración, hace muy poco tiempo que tengo constancia de este dato concreto. Para entender qué me llevó a investigarlo y por qué, en un momento dado, me llamó poderosamente la atención el hecho de que la hermana de mi bisabuelo Santiago fuera maestra, es necesario tener una idea del panorama social y educativo que el siglo XIX ofrecía a las mujeres.

De acuerdo con los datos que se publican en el Diccionario Madoz, Trébago cuenta hacia 1850 con 440 almas, 114 casas y 116 vecinos, que se dedican a la agricultura, ganadería y arriería, y con una Escuela de Instrucción Primaria a la que asisten 70 alumnos. El número de escuelas por habitante es superior en Soria a la media nacional. Hay en 1850 unas 500 escuelas en nuestra provincia. El número de maestros con título era de 211, de ellos 5 mujeres. El resto de maestros -sin título- que atendían las escuelas contaban con un certificado pedagógico, pero no habían cursado los estudios oficiales. Entre estos maestros sin título únicamente había 2 mujeres.

El índice de analfabetismo entre los varones en Soria se situaba hacia 1860 en un 45'7%, claramente inferior al del conjunto de España que era de un 62%. En cuanto a la mujeres, el porcentaje de analfabetismo en Soria era de 80'4%, prácticamente igual que el nacional, 81%. Estos datos corresponden a la "Crónica de la provincia de Soria" de Antonio Pérez Rioja, Soria, 1860. En esta crónica el autor sitúa a Soria en el séptimo lugar por su instrucción entre las provincias de España. El historiador Carmelo Romero en su estudio Soria 1860-1936, publicado por la Diputación Provincial de Soria, aporta una explicación a este hecho: la principal actividad económica de la población soriana era la agricultura de secano y esto posibilitaba que los niños pudieran ir a la escuela, ya que la demanda fuerte de mano de obra se producía en el verano. Los mayores porcentajes de analfabetismo se daban precisamente entre los pastores ya que en este oficio el trabajo era constante a lo largo del año y la ayuda de los hijos requerida en todo tiempo.


Labores realizadas por
María Carrascosa. 1880
En cuanto a los datos correspondientes a las mujeres, el hecho de que no haya diferencias entre los índices provincial y general, y que sean tan altos, deja patente que la escasa atención e importancia concedida a su educación, por no decir su completo abandono, eran similares en Soria y en cualquier otra provincia a estas alturas del siglo XIX. La instrucción de las mujeres no empezó a tomarse en consideración, y tímidamente, hasta la segunda mitad de este siglo.

Durante la primera mitad del mismo las "maestras" que se encargaban de la educación de las niñas, que no estaba ni mucho menos generalizada, eran escasas, carecían de estudios y tenían una preparación muy deficiente. En el caso de que las niñas asistieran a la escuela, lo que a veces no era posible porque simplemente no había para ellas, las expectativas para las estudiantes eran muy limitadas. Se esperaba que aprendieran principalmente costura y catecismo, y ni siquiera era prioritario que dejaran la escuela sabiendo leer y escribir.


La Ley de Instrucción pública de 1857 (Ley Moyano) fue la primera iniciativa legislativa importante encaminada a corregir esta injusta discriminación. Exigía la escolarización obligatoria para la población infantil entre los 6 y 9 años, reglamentaba estudios y disponía la creación de escuelas para niños y niñas en las localidades de más de 500 habitantes, recomendando, así mismo, la puesta en marcha de Escuelas Normales de Maestras. La Escuela Normal Central de Madrid se creó en 1858 y a partir de esa fecha fueron surgiendo otras en muchas capitales de provincia, entre ellas la de Soria, que se creó en 1876 y en la que estudió María Carrascosa.

María era hija de Ceferino Carrascosa Gómez, natural de Trébago y Marcelina García Bermejo, natural de Añón (Zaragoza). De los hijos del matrimonio formado por Ceferino y Marcelina tenemos referencias familiares de cuatro: Eugenio, Concha, María (la protagonista de nuestra historia) y Santiago (mi bisabuelo por línea paterna). En el tiempo en el que les tocó vivir era inusual que una mujer mostrara alguna inquietud intelectual y realmente difícil, en un entorno rural y pobre, que tuviera otro horizonte que no fuera el trabajo y la dedicación incondicional a la esfera doméstica. En este contexto, de precariedad en lo material y de adversidad en cuanto al ambiente educativo, desconocemos las circunstancias concretas que propiciaron que María, hija de labradores humildes, como la inmensa mayoría, emprendiera sus estudios de Magisterio, novedosos en nuestra provincia y en cualquier caso casi los únicos a los que una mujer podía aspirar en su época.

Hay que reconocer a María como una auténtica pionera. Se puede asegurar que fue la primera maestra nacida en Trébago titulada en la escuela Normal de Soria, puesto que no hay constancia de ninguna otra desde su fundación en 1876 y, posiblemente, la primera en la historia de nuestro pueblo, ya que anteriormente a esta fecha hubiera sido necesario el desplazamiento a otro distrito para seguir esos estudios o realizar los exámenes libres, cosa que no parece probable, dadas la dificultades económicas, de transporte y de todo tipo. De acuerdo con la documentación que se conserva ahora en el Archivo Universitario de Valladolid correspondiente a la Escuela Normal de Soria, María Carrascosa se matriculó y examinó en los cursos 1881/82 y 1882/83 de los dos cursos académicos correspondientes al Plan de estudios de 1881 de Maestra de Enseñanza Elemental. En el libro de registro interno aparecen las asignaturas que cursó y las calificaciones obtenidas. En el primer curso del mencionado plan las materias eran: Doctrina Cristiana e Historia Sagrada, Lectura, Escritura, Gramática, Aritmética, Geografía, Dibujo, y Labores. En el segundo año académico, además de las ya mencionadas, había Pedagogía e Historia de España. También eran obligatorias en los dos cursos las prácticas de enseñanza, que se llevaban a cabo en las escuelas anejas a la Escuela Normal.

Hay que destacar la importancia y dedicación horaria que se concedía a la asignatura de labores. Nuestra tía María debía de ser habilidosa en este terreno, a juzgar por las muestras de unas labores suyas realizadas en 1880, y por lo tanto con 14 años de edad, que guarda mi tía Luz Lázaro Carrascosa en su casa de Trébago. Se trata de unos bordados en filtiré primorosamente ejecutados y un trabajo a cruceta sobre arpillera fina en el que hay un abecedario completo, diversas muestras de dibujos geométricos y un caballito de adorno en relieve. Quizá fue un trabajo que tuvo que realizar para acceder a la escuela Normal o tareas que le encomendaron siendo ya estudiante.

En los libros consultados no se especifica si la matrícula fue oficial o libre. María contaba con 15-16 años cuando inició estos estudios y, en cualquier caso, tanto si asistió a las clases como alumna oficial a la Escuela o si se preparó en casa con ayuda del maestro o de forma autodidacta, lo que está claro es que la empresa debió requerir capacidad, decisión y sacrificio, también, sin duda por parte de sus padres, que debieron darle su consentimiento y apoyo.

María Carrascosa se presentó una primera vez a los exámenes de reválida (requisito imprescindible para la obtención del Título de Maestra) en 1883 y no aprobó. Cuatro años después se presentó de nuevo, superó la reválida y obtuvo el título. No sabemos qué ocurrió en ese largo intervalo de tiempo. Posiblemente alguna circunstancia familiar, enfermedad u otra contingencia que desconocemos obligó a María a abandonar temporalmente sus estudios. Tras ese largo paréntesis, y demostrando tesón y constancia, en 1887 consiguió finalmente su objetivo.

María comenzó a ejercer su oficio hacia 1889, con veintitrés años de edad. Este dato está documentado por ella misma ya que en una carta suya de fecha 28 de julio de 1912, que dirige a su sobrino Manuel Carrascosa Lázaro a Buenos Aires, dice "...tengo mi salud bastante quebrantada pues 23 años ejerciendo mi profesión aún suman algún día..."

María comenzó su andadura profesional ejerciendo en pequeños pueblos de la provincia de Soria. Seguramente, el pequeño pueblo soriano de Duañez fue su primer destino. Me pregunto cómo haría el viaje, qué significaría para ella esta aventura intelectual y humana, cómo serían esos primeros pasos al frente de una humilde escuela. Supongo que añoraría su rincón trebagüés y la vida en casa de sus padres, pero también imagino su orgullo y satisfacción por ejercer de maestra y ganarse la vida, aunque su trabajo fuera duro, con pocos medios y escaso sueldo.

María Carrascosa García contrajo matrimonio el 25 de junio de 1891, en Trébago, con el maestro campanero Narciso Güemes Corral, nacido en 1864 en Bareyo (Santander). En una carta fechada el 22 de junio de 1891 el cura de Fuentetecha, D. Saturio Mª de la Plaza Benito, a la vista de las diligencias matrimoniales que le ha remitido, se dirige al cura párroco de Trébago, D. Fernando Abad, ..."dándole todas las facultades que como párroco que soy de la contrayente me corresponden" para que pueda celebrarse el matrimonio de María y Narciso en Trébago. Por otro lado, las amonestaciones de la boda se leyeron en Bareyo y Trébago y además en Duañez, donde residía María de acuerdo con los documentos referidos a dicho matrimonio. Todo esto demuestra sin lugar a dudas que María en esa fecha era maestra de Duáñez, una pequeña aldea cercana a Fuentetecha.

También sabemos que fue maestra en otros pueblos de Soria: Omeñaca, Ocenilla y Castilfrío. Tenemos alguna referencia de destinos en tierras aragonesas, en los pueblos de Malanquilla y Monterde, si bien la estancia más prolongada fue en el municipio zaragozano de Pozuelo de Aragón. Allí vivió y trabajó María desde principios de siglo, concretamente desde 1907 hasta que se jubiló 20 años más tarde, tres después del fallecimiento de su marido, Narciso, que acaeció en 1924.

De la vida de María y Narciso en esta localidad tenemos referencias directas por la correspondencia que mantuvieron durante muchos años con sus sobrinos que habían emigrado a Argentina, especialmente con Manuel Carrascosa Lázaro, hijo de su hermano Santiago. Esas cartas, escritas en Pozuelo de Aragón, surcaron los mares y llegaron a su destino, Buenos Aires, en la segunda década del siglo pasado. Lo curioso es que ese paquete de cartas, junto con otras muchas de otros familiares y amigos, hicieron el viaje de vuelta en 1994. El hijo de Manuel las trajo como regalo a mi padre en su último viaje a España, sabedor de que contaría con su interés y aprecio. Así que esas hojas viajeras, repletas de una caligrafía cuidada y personal, doblemente portadoras de noticias, nos permiten conocer detalles de primera mano del trabajo de María como maestra. Estaba a cargo de una escuela de niñas y siempre que se refiere a su oficio habla de dedicación y esfuerzo y deja entrever una enorme motivación. Así en una carta fechada el 26 de junio de 1912 les cuenta a sus sobrinos:

"Sabréis que el 11 del presente tuve los exámenes saliendo muy brillantes y quedando todo el tribunal y público contentísimo del progreso de las niñas; duraron todo el día, se suspendieron para salir a comer y por la tarde se terminaron, ya ves el local que es y todo lleno, basta deciros que los han puesto anunciados en tres o cuatro periódicos de la provincia; me decían que eran exámenes de población de grande importancia; pero trabajo mucho como ya sabéis y además no quiero que en mí clase me supere nadie y si es posible que no me igualen"

"Adjunto os remito ese suelto de mis exámenes que he cortado de un periódico"

Este recorte de periódico lo he localizado en el Heraldo de Aragón del día 19 de Junio de 1912. Se trata de una pequeña crónica del corresponsal de la zona en la que da cuenta de los exámenes realizados en Pozuelo de Aragón, alabando la actuación de los discípulos y destacando la labor pedagógica de los Sres maestros, Dª María Carrascosa y D. Gregorio Remacha. Menciona también la satisfacción del público asistente y del tribunal examinador y recoge parabienes y elogios para los señores profesores.

En muchas ocasiones hace referencia a veladas, representaciones teatrales y ensayos de actos que las niñas realizaban a fin de curso o en alguna ocasión especial. Así en una carta fechada el 23 de Mayo de 1913 dice:
"...yo estoy muy ocupada con mi obligación y en esta época más por aproximarse los exámenes que serán a primeros de junio, os escribiré con el resultado; pues tengo ocho niñas ensayando una comedia infantil que se titula La huérfana y quiero que la echen para fin de acto después de algunos discursos y como quiera que esto es de adorno después de estar impuestas en las asignaturas que marca el programa resulta un trabajo ímprobo para las niñas y para mí; pues yo comprendo que es demasiado el trabajo que me impongo, pero me parece que así moriré hasta que termine mi existencia o la fortuna cambie y algún día pueda descansar y retirarme del magisterio, que casi lo pongo en duda. Ahora mucho se habla de subir el sueldo a los maestros no sé si llegará."



   

Y el 3 de enero de 1914:
"Me pregunta Manuel si sigo con mis trabajos pues como siempre de cuando en cuando preparo a las niñas y dan velada que hay un lleno de personal que no se cabe en la escuela..."

Y no cabe ninguna duda de que cuenta con el aprecio y el reconocimiento de sus alumnas. Esto escribe el 4 de Abril de 1914:
"Con motivo de haber sido ayer mi santo tuve felicitaciones de toda la familia y de mis discípulas; con más algunos regalos; pues la mayor parte de las niñas vinieron con sus postales, sus postres de dulce, chocolate y entre varias niñas me regalaron un reloj de plata de bolsillo para mí y otra niña la cadena para el mismo, de forma que me demostraron el cariño y el agradecimiento pues hace poco también me regalaron un anillo de oro. Por lo que os detallo podéis ver cual será mi trabajo tan constante, cuando cada día me aprecian más, así es que mi salud la tengo quebrantada con el trabajo que llevo, pero ayer tuve un día de satisfacción..."

Sin fecha
...un diploma de sobresaliente se lo dieron a una niña de 11 años que es hermana de la criada que tengo y a otras niñas les dieron otros premios. A mí me regalaron una pluma automática que aun cuando no sea de gran valor para mí lo es por ser una prueba de gratitud y distinción, pues al maestro no le regalaron nada. Las niñas al terminar el acto dieron una velada que todo el público salió entusiasmado de oirlas, como os decía entraban ocho niñas...

Me ha llamado la atención al leer todas esas cartas las dificultades y penalidades de todo tipo que suponía la vida cotidiana en esa época. Sobre todo las enfermedades y el frío, que se mencionan continuamente. Desde nuestra perspectiva resulta difícil valorar las condiciones de vida, tan distintas a las nuestras, inconvenientes e incomodidades que tenían que ser, entonces, el pan nuestro de cada día.

Octubre de 1913
"Ahora me encuentro otra vez de vacaciones pues han cerrado la escuela por epidemia de la difteria; después tendré doble de trabajo aunque ya estamos para poco porque los años van pesando..."

27 de Febrero de 1918
"Manuel, os extrañará nuestro silencio, pero cómo íbamos a escribir estando enfermos, hace tres meses que caí enferma, me mejoré y cayó tío que ha estado 63 días en cama y sin levantarse casi, yo otra vez con las viruelas, enfermedad mala y repugnante, hoy día estamos en convalecencia, tío va más despacio que yo pero también se levanta. De forma que ya sabéis nuestro silencio, no achaquéis nunca al olvido nuestra tardanza en escribiros..."

3 de Marzo de 1920
"Tío cayó por carnaval con la epidemia de gripe y gracias que le apretó poco y se ha restablecido pronto, pero ha hecho bastantes estragos en el pueblo, pues llegó día que no había una casa que no hubiese enfermos, pero gracias a Dios parece que ha desaparecido, y morir también han muerto bastantes".

María nos da detalles de otras preocupaciones en los siguientes fragmentos, haciendo referencia a la crisis del oficio de su marido, que se debe a la escasez de los materiales necesarios para fundir campanas, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, y a su sueldo de maestra.

Marzo de 1914
"...mi continuo trabajo, tan excesivo, y que a la fuerza tiene que ser así pues como te dice tío su oficio es cosa muerta, va para dos años que casi ha trabajado de forma que no hay más remedio que tomar los tiempos según vienen. La guerra europea a todos nos toca y yo creo que para el oficio del tío ya no se ha de poner bien. El mío gracias a Dios nuestra carrera va progresando, no tanto como debía ser, pues ahora he ascendido a 1000 pts y el sueldo más bajo que hay ahora es de 625 pts, en mi edad poco disfrutaré, pero el que principia ahora la carrera del magisterio llegará a estar bien remunerado".

28 de abril de 1920
"Ahora os voy a dar una noticia y es que he ascendido el sueldo de 2000 pts anuales, pues ahora en los nuevos presupuestos del estado que rigen desde primero de abril han aprobado en el congreso y en el senado (después de bastante discusión) el aumento de sueldo para el magisterio y como os digo a mí me pertenece esa categoría que os indico, que nos vendrá muy bien para hacer frente a la carestía de vida que atravesamos"

Aunque la última de estas entrañables cartas tiene fecha de 12 de julio de 1920, sabemos que María continuó trabajando en Pozuelo de Aragón hasta 1927. En el archivo del Ayuntamiento de esta localidad hemos encontrado dos actas de la Junta Local de Primera enseñanza en las que hay referencias de nuestra tía. En una de ellas fechada el 12 de julio de 1926, el secretario recoge lo siguiente: "habiéndose recibido de los Sres maestros de la localidad invitación a visitar las exposiciones escolares de ambos sexos del curso 1925-26, el sr Presidente propone a los Sres de la Junta el asistir a dicho acto. La Junta se adhiere a la proposición y acuerda trasladarse en un principio a la Escuela de niños.

Edificio de las antiguas escuelas
Pozuelo de Aragón
Personada en dicho establecimiento ha visto con complacencia y satisfacción que los niños se hallan en sus secciones respectivas en general bien enterados. Trasladada a la Escuela de Niñas ha ocurrido lo propio.
En su virtud la Junta por unanimidad acuerda concederles un voto de gracias a los Sres maestros D. Joaquín García Lardiés y Dª María Carrascosa García por su celo y competencia al frente de sus respectivos Centros, acordando también se interese de los padres de familia el mayor celo posible para que sus hijos asistan a la clase diaria. También se acuerda solicitar del Ayuntamiento conceda unos dulces para los niños y niñas, los cuales se entregarán a los Sres Maestros para que estos los repartan entre sus discípulos.

El acta la firman los nueve vocales (entre los que se encontraban los maestros) y el Presidente de la Junta, que era el alcalde de la localidad.

Y precisamente en el acta de la sesión del día 17 de febrero de 1927 leemos:
Reunida en el día de la fecha la Junta local de 1ª Enseñanza previa convocatoria hecha al efecto y siendo la hora señalada en la misma, bajo la presidencia del señor alcalde Ejerciente Don Amado Martínez Castillo los vocales que al margen se relacionan declara abierta la Sesión.
Seguidamente se da lectura a la Comunicación del Señor Jefe de la sección Administrativa de Primera Enseñanza de la Provincia, recibida en el día de ayer, ordenando que por esta Junta Local se proceda a dar el cese en su cargo a Doña María Carrascosa García, Maestra Nacional y propone a los presentes el cumplimiento de dicha orden.

En consecuencia la Junta acuerda trasladarse a la Escuela de Niñas para dar cumplimiento al cese ordenado.

Personada la Junta en la mencionada Escuela de Niñas se dio el cese en su cargo a Dª María Carrascosa García, encargándose de la Escuela y mobiliario de la misma.

También se acuerda conste en acta el sentimiento de la Junta por la jubilación de la repetida señora, la cual durante veinte años que desempeñó el cargo con tanto acierto en el cual cesa en esta fecha; así se acuerda.

Tras su jubilación, María, que no tenía descendientes, pues los dos hijos de su matrimonio con Narciso murieron muy prematuramente, vivió muchos años en Castilruiz, con su hermana Concha, que también era viuda. Cuando ésta falleció, hacia 1947, María regresó a Trébago, a la casa de sus padres, donde vivió hasta que murió, el 23 de febrero de 1951, casi con 85 años de edad.


Aprovechando las vacaciones de Semana Santa, en abril de este año, mi hermana y yo visitamos Pozuelo de Aragón y recorrimos las calles de este pueblo buscando el edificio que albergara las antiguas escuelas, escenario de los afanes de nuestra tía. Nos causó cierta sorpresa, no exenta de emoción, comprobar que todas las personas con las que hablamos habían oído hablar de Doña María Carrascosa. Recordaban lo que sus madres contaban, se referían a ella con mucho respeto, con cierta reverencia, que no se había diluido con el paso de generaciones. A pesar de los 80 años transcurridos su memoria estaba viva en las gentes de ese pueblo. María Fernández Remón, una vivaz anciana de 96 años, y tal vez de las pocas alumnas de María que todavía vivan, nos recibió amablemente en su casa y nos agasajó cuanto pudo en recuerdo de su maestra.

Y este recorrido termina aquí, con el paisaje ondulado y suave del campo de Borja, las casas terrosas de Pozuelo, el camino al cementerio. Caminando junto a mi hermana, imaginando cómo serían las calles, la escuela, la plaza cien años atrás. Pensando qué caminos transitaría la tía María, en qué puerta tomaría el fresco las tardes de verano. Y me despido con la imagen que sus ojos capturarían infinitas veces, como ahora los nuestros al tomar la carretera que nos devuelve a casa: el perfil rotundo, cercano y definitivamente azul del Moncayo.


Para realizar este pequeño trabajo he contado con referencias y ayudas inestimables que tengo que agradecer: el prólogo de Isabel Lizarraga en María Lejárraga, pedagoga: Cuentos breves y otros textos (IER, 2004) me ha ilustrado convenientemente en aspectos educativos y sociales; en la tesis de Juana Hernández Crespo La escuela normal de Soria 1841-1903 encontré a María Carrascosa en una relación de alumnas tituladas y muchos otros datos interesantes; la documentación referida al matrimonio de María y Narciso había sido investigada por mi tío, Santiago Lázaro y, por último, Manolo Carrascosa conservó la correspondencia familiar y la trajo desde Argentina.



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